El día 30 de junio de 2013, se cumplirá el segundo centenario de "La rendición de la fortaleza Santa Engracia, por parte de las tropas napoleónicas a las españolas del Conde de La Bisbal", enmarcado dentro del teatro de operaciones de la decisiva batalla de Vitoria.
Los días 15, 16 y 17 de abril de 2011 tuvo lugar la Iª recreación de la toma del fuerte Santa Engracia y el fin de la ocupación napoleónica.
Además de recordar el hecho histórico, lograremos fomentar el interés por las ruinas de la fortaleza Santa Engracia, que tras la intervención para estabilizar sus restos y la adecuación como zona a visitar se constituye como referencia turística obligada para los visitantes de Pancorbo.
Para el desarrollo de este proyecto se tratará de implicar a la población, esperando sientan como algo muy suyo esta celebración.
Durante la guerra de la Independencia Pancorbo vio transcurrir por el desfiladero que lleva su nombre y por su estrecha calle principal, que a la vez era parte del camino real de Francia, a todos los personajes importantes que hacia el Sur o hacia el Norte, dirección Madrid o Francia; con destino a Portugal, Bailén, Somosierra, Medina de Rioseco, Ciudad Rodrigo, Vitoria, etc. caminaban hacia su incierto destino. Personajes protagonistas de importantes sucesos. Hombres célebres que hoy aparecen en los libros de Historia. Napoleón, Wellington, Carlos IV y su familia, Fernando VII, Murat, y por supuesto el resto de mariscales y generales de Francia, junto a una larga lista de otros actores principales de la época napoleónica.
Pero también, y tan importantes como ellos si no más, cientos de miles de hombres y mujeres de prácticamente todas las nacionalidades europeas de identidad anónima a quienes estas rocas vieron pasar triunfantes o en retirada.
Todos ellos sintieron la grandiosidad de unas formaciones rocosas que a menudo escondían inciertos peligros y donde a diario combatían, furiosamente, las diferentes partidas guerrilleras del Norte de España ( Longa, Merino, Espoz y Mina, Salazar, etc.) con los duros gendarmes franceses que guarnecían el castillo Santa Engracia, y con todos aquellos enemigos que osaban adentrarse en su estrecho paso.
En la memoria de cientos de viajeros, de esa y otras épocas, quedaron descritas las moles imponentes de roca que parecen engullir a quien transita por el desfiladero y que todavía hoy 200 años después y a pesar de estar sus paredes horadadas por varios túneles para carreteras y ferrocarril, sigue inspirando profundo respeto.
Se podría decir que es este el punto de mayor concentración de ataques guerrilleros de España. La presa no tenía más remedio que utilizar este paso para entrar en la meseta y ahí estaba siempre el cazador al acecho.
La guarnición permanente de gendarmería del castillo y las establecidas en la entrada y salida del desfiladero, en Cubo de Bureba y en el blocao de Ameyugo, no evitaban las constantes emboscadas, en una de las cuales el propio general Foy estuvo a punto de perder la vida.